Dr Stelios Stavridis, es Investigador Senior ARAID en el Grupo de Investigación «Gobernanza Mundial y Union Europea» de la Facultad de Derecho en la Universidad de Zaragoza. 
La reciente historia contemporánea de los dos países ha seguido caminos paralelos. En estos momentos ambos atraviesan una crisis económica de características similares. ¿Qué perspectivas ve usted de salida de esta crisis tan profunda? 
Es siempre difícil comparar dos casos porque no hay duda que hay similitudes (países mediterráneos, culturas antiguas, historias complicadas, dictaduras acabando en los años 1970, etc.) entre España y Grecia pero también diferencias importantes (antiguo país colonial reciente, importancia del idioma, economía que hasta hace poco llegaba a la octava potencia mundial, nivel de turismo y otra activad económica, sociedad civil importante – para España; para Grecia, la imagen y la realidad no se pueden equiparar, y no solo en los últimos cinco años, especialmente su situación geo-estratégica entre los Balcanes y Oriente Medio con una potencia vecina poco dispuesta a actuar de manera cooperativa). 
No hay solución mágica: la mala gobernanza lleva a malos resultados. Y si esto ocurre durante una crisis mundial y no en años de bonanza se nota más. Como siempre pagan los más débiles y allí si hay estado de bienestar, si hay sociedad civil, si hay solidaridad importa muchísimo. Pero al mismo tiempo, perder oportunidades de cambiar las cosas en tiempos de bonanza es un error estratégico grave. Y ocurrió en ambos casos antes de la crisis actual, especialmente considerando el aporte de la UE a ambas economías. 
Pero si estos fondos se utilizan para reforzar el clientelismo, el caciquismo, la corrupción y el fraude no hay que esperar milagros. Y esto por supuesto no quiere decir que solo España y Grecia han hecho mal sus deberes. Otros países no han visto la oportunidad de cambiar a mejor sino que solo a obtener más peso sin tener una imagen global. De toda manera la corrupción y el populismo para centrarnos en dos problemas solo no son la prerrogativa de ningún país en particular: hay tanta corrupción o tanto populismo como cuanto se descubre. 
Ud. es profesor universitario en Zaragoza. En medio del ambiente actual, alentaria a sus alumnos españoles a venir a estudiar en Grecia y, viceversa, a los griegos estudiar en España? 
No soy profesor docente en este momento, soy investigador ahora, y una de las razones de este enfoque es que el nivel de la mayoría de los estudiantes actuales – y ni Grecia ni España son excepciones desgraciadamente – no les importa tanto el trabajo serio. Es verdad que el sistema no les ayuda con caciquismos profundos es decir una falta de un sistema abierto y justo. Pero el sistema se puede cambiar y los que no lo hacen – a todos los niveles, desde los rectores y los decanos o los catedráticos hasta los ayudantes y por supuesto los estudiantes – están dañando a todos y no solo a esta generación. Es impresionante que no haya valoración académica seria, sistemática, justa y abierta en estos países. Hay esfuerzos en esta dirección (por ejemplo ANECA o DOATAP en ambos países, no les cuento mis problemas de reconocimiento de mi doctorado británico tanto en Zaragoza como en Atenas) pero falta mucho por hacer. 
Hay cosas sencillas como colgar los CVs de los docentes en las páginas web de las universidades, hacer lo mismo con las convocatorias, facilitar los trámites hyper-burocratizados que solo ayudan a burrocratizar el proceso y así desfavorecer a la excelencia necesaria en el mundo, y no solo académico. La internacionalización sigue siendo tarea pendiente especialmente en España y esto es sorprendente considerando la ventaja de un idioma internacional con 500 millones de hablantes (no es el caso del griego por supuesto pero esto no quiere decir que no se debe promover su uso, la pluralidad es la base de la democracia). Así, que sí, más intercambios, porque conocer otras experiencias es poder comparar y dejar atrás los elementos negativos de cualquier sistema o país. 
Hay también que acabar con las excusas tontas como “Aquí es Grecia” o “España es diferente”. Todos los países son diferentes la cuestión es si uno quiere ser diferente en el sentido positivo o negativo. La mala gobernanza lleva a malos resultados. La buena no los garantiza pero los hace posibles. 
En los últimos años, Latinoamérica vive unos interesantes experimentos político-económicos que atraen la atención internacional. ¿Cómo puede repercutir este proceso no solamente sobre ellos mismos sino, también, en la escena internacional y sobre sus relaciones con Europa en particular? 
Es un tema enorme y distinto de lo que he comentado hasta ahora. Pero es importante ver por ejemplo como en algunos países latinoamericanos hay sistemas de educación y de investigación más abiertos que en Grecia o en España. Para España sería bueno aprender, con la ventaja del idioma, y utilizar por ejemplo el sistema brasileño de colgar CVs académicos en la web. Por supuesto todo no es perfecto en América Latina, no hay país o continente perfectos, pero es importante utilizar el best practice de cada uno para mejorar el suyo. No es fácil pero es imprescindible. 

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