Grecia acudió a la Conferencia de Crans-Montana decidida a contribuir con todos los medios posibles a la solución de la cuestión chipriota y con la esperanza de que todos obrarían hacia la misma dirección.

Sin embargo, el comportamiento de Turquía desmintió a todos los que habían creído que algo cambiaría en su actitud.  Turquía, igual que abandonó la primera Conferencia de Ginebra, torpedeó también esta segunda.

Turquía condujo la conferencia de Crans-Montana a un callejón sin salida. Un hecho revelador de esta actitud suya fue su comportamiento durante la cena del 6 de julio, cuando el Secretario General de la ONU manifestó su intención de reflejar por escrito los puntos aquellos en los que se había alcanzado una convergencia de opiniones. Su propósito era configurar un marco de acuerdo con el fin de avanzar, con el consentimiento de Grecia también, hacia las negociaciones conclusivas en Nueva York. Esto no fue posible porque, cuando la Conferencia llegó a un punto crítico, Turquía rehusó rotundamente a permitir que se registrasen por escrito todas las promesas que había hecho ante el Secretario General.

                  Nikos Kotziás, Ministro de AA.EE de Grecia

Concretamente, la parte turca se negó categóricamente a aceptar la supresión de los inexistentes “derechos” de intervención que ella invoca. Poco antes, en un encuentro bilateral con el Secretario General, Turquía había dejado entender que aceptaría dicha supresión en la cena que se celebraría acto seguido.  Y eso, porque Turquía sabía perfectamente que todos los participantes    -excepto ella misma y los turcochipriotas-  exigían dicha supresión.

Es menester recordar que, tres días antes, el Ministro turco de AA.EE había expuesto sin rodeos la posición de Turquía, según la cual Ánkara “necesitaba esos derechos a fin de poder intervenir en todo el territorio de Chipre, cuando ella  lo juzgara oportuno. La parte turca reveló, también, en la misma cena del 6 de julio, su voluntad de seguir los actos de violación en nombre del Tratado de garantías y de salvaguardar y eternizar su presencia militar en Chipre. Y todo ello, a pesar de las promesas que había dado al Secretario General, poco antes de la cena del 6 de julio. Promesas que, poco después, demostraron ser una falacia ya que el objetivo de Turquía era crear la falsa impresión de que pretendía negociar. Pero, finalmente la verdad acaba siempre por imponerse.

montana

Cuando Turquía se encontró frente a la propuesta del Secretario General de establecer por escrito los compromisos potenciales, se vio obligada a revelar y aceptar sus verdaderas posiciones e intenciones. Fue demostrado que durante el curso de las negociaciones multilaterales no tenía ninguna intención de llegar a un compromiso. Además, quedó bien claro que con esta postura pretendía engañar al Secretario General de la ONU. Tras estos acontecimientos reveladores, el Secretario General de la ONU se vio obligado a poner fin inmediato a la Conferencia.

La Conferencia por tanto se acabó con la revelación/confirmación de las verdaderas intenciones de Turquía que van en contra del del derecho internacional y las resoluciones de la ONU.

Grecia seguirá trabajando incansablemente y con todos los medios a su alcance en pro de una solución justa y viable de la cuestión chipriota en cooperación estrecha con la República de Chipre, la ONU y la Unión Europea. Además, invita a todas las partes de la Conferencia a mostrarse responsables y moderados y respetar el derecho internacional.

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