En la mitología griega, como en muchos mitos y tradiciones populares de todo el mundo, las plantas, los ríos, los lagos y otros elementos del mundo natural se consideran seres animados. Pueden estar personificados en forma de deidades, como en el caso del dios río, o están habitados por espíritus como ninfas, náyades, así como dríades y hamadríades, los dos últimos específicamente, están relacionados con los árboles. El almendro, que existe en Grecia desde la antigüedad, es el primer árbol de hoja caduca que florece, generalmente en  febrero o incluso en enero si el clima es templado; por lo tanto, se ha asociado  particularmente con el renacimiento de la naturaleza y la esperanza eterna, dando lugar a mitos vinculados a su florecimiento temprano.

Filis y Demofonte

Según el mito, Demofonte, hijo del legendario héroe Teseo, participó en la Guerra de Troya junto con su hermano Acamante. En su viaje de regreso a Atenas, hizo una parada en Tracia (en el norte de Grecia) donde conoció a Filis, hija del rey Sitón. Los dos jóvenes se enamoraron profundamente y se casaron, pero pronto Demofonte tuvo que reanudar su viaje a Atenas, donde le esperaba su padre Teseo. Filis accedió a dejarlo ir, sin embargo, le hizo prometer que pronto regresaría por ella.

almond2Izquierda: El árbol del perdón, 1881-1882, Edward Burne-Jones/ Derecha: Filis y Demofonte, 1897, John William Waterhouse

Hay varias versiones de cómo se desarrolló la historia de la pareja. Según una de ellas, Filis le dio a su esposo un pequeño cofre, diciéndole que contenía objetos sagrados de la diosa Gea, y que no debería abrirlo a menos que perdiera por completo la esperanza de volver a ella. Sin embargo, el barco de Demofonte quedó atrapado en una tormenta y acabó en Chipre. Allí, abrió el cofre y se enfrentó a una visión horrenda, lo que le impulsó a montar en su corcel y comenzó a galopar muy rápido con resultado de caerse de su caballo sobre su espada. Después de haber esperado a su amado durante mucho tiempo, se dice que Filis se colgó de un árbol o se marchitó de pena.

Según la versión más famosa, Demofonte llegó a Atenas, pero estuvo allí más tiempo del esperado. Los dioses se apiadaron de la desamparada Filis y la transformaron en un árbol que permaneció seco y estéril, mientras el alma de Filis estaba de luto. Por fin, su amado regresó a Tracia, pero encontró en su lugar el almendro muerto. Lleno de pena y decepcionado, abrazó el tronco seco y lloró desesperadamente. Calentado por su abrazo y regado por sus lágrimas, el árbol floreció inmediatamente y se llenó de pequeñas flores blancas.

Cabe señalar que hay referencias al mito de Filis y Demofonte tanto en el poema “Aetia” del poeta alejandrino Calímaco, así como en el segundo poema de la obra “Heroidas” de Ovidio.

 Agdistis y Attis

Otra leyenda ligada al almendro es el mito de las deidades Agdistis y Atis de origen frigio, más tarde veneradas también por los griegos y los romanos. El viajero y geógrafo griego Pausanias cuenta un relato de Frigia, en que el rey de los dioses, Zeus, impregnó a Gea (“La Madre la Tierra”) y ella dió a luz a un ser sobrehumano, llamado Agdistis, que tenía órganos genitales masculinos y femeninos.

Según Pausanias, los dioses temían a la deidad hermafrodita y le engañaron para hacer que cortara su miembro masculino. Un almendro brotó en el lugar donde cayeron los genitales (o la sangre de la herida). Más tarde, la ninfa Nana, hija del dios río Sangario, recogió almendras del árbol y las puso en su seno. Las almendras desaparecieron y quedó embarazada de un niño, llamado Atis, que le abandonó después de su nacimiento. (En otras versiones del mito, Atis nació directamente de la almendra).

Al crecer, Atis se convirtió en un hombre de belleza extraordinaria, y Agdistis se enamoró de él, pero ya estaba comprometido con la hija de un rey. Agdistis apareció en la boda e hizo que todos los invitados se enloquecieron, lo que resultó que tanto Atis como su futuro suegro se castraran. Agdistis luego se arrepintió y obtuvo de Zeus la promesa de que el cuerpo de Atis no se descompusiera.

(Intro foto: Filis y Demofonte [detalle], 1870, Edward Burne-Jones)

Texto original en inglés vía Greek News Agenda

Adaptación al español: C. Skandali

 

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