“Francisco de Goya, Los Caprichos” | Ochenta grabados, aguafuertes sobre papel y aguatintas, fechados en 1797-98, se exponen del 22 de enero hasta el 30 de septiembre de 2025 en una importante exposición de la Galería Nacional de Grecia – Museo Alexandros Soutsos, acompañada de fotografías de los dibujos preparatorios. Es la primera serie de grabados de Goya y una de las dos únicas presentadas mientras el artista estaba vivo. La serie que representa una sátira de la sociedad española de finales del siglo XVIII, sobre todo de la nobleza y del clero y que posee la Galería Nacional de Grecia fue impresa en 1803 y adquirida en 1962 cuando M. Calligas era director.

La serie de estampas titulada Los Caprichos, que Francisco Goya publicó a principios de 1799, constituye un hito en su evolución artística, ya que por primera vez el pintor oficial de la corte española se permitió expresar el carácter revolucionario de un arte maduro y libre de las limitaciones de los encargos públicos. 

Inspirado en los fundamentos intelectuales y filosóficos de la Ilustración, que defendía los ideales de la razón, el progreso y la libertad, Goya extrajo sus temas de la vida de su tiempo, centrándose en los aspectos más desafiantes de la realidad social y política que le rodeaba para hacer una crítica despiadada de los aspectos más oscuros de la sociedad española de finales del siglo XVIII.

Denuncia la vanidad y las relaciones humanas hipócritas, la prostitución, la miseria y la falta de educación de la gente ordinaria que vive en un mundo inmerso en la superstición y las prácticas mágicas. Denuncia la corrupción de una Iglesia conservadora y oscurantista que utiliza la Inquisición como instrumento de sumisión. Se burla de las instituciones al satirizar la ignorancia y la codicia de médicos, maestros y jueces, criticando así indirectamente el poder de la Corona. Representa escenas imaginarias de rituales mágicos, expresiones de un visionario creativo que llega a abarcar dimensiones demoníacas, productos del sueño de la razón.

Esta inmersión en la oscuridad de la psique humana utiliza a menudo la deformación como herramienta morfológica: alteración de los rasgos faciales con muecas intensas y repulsivas, descripción de la decadencia y vejez de los cuerpos desnudos de las brujas, fealdad, rostros y cuerpos que funcionan como huellas de distorsiones y pasiones psíquicas. Seres entre la fantasía y la realidad, moviéndose por escenarios dramáticamente iluminados que cobran vida gracias al uso magistral de la técnica del aguatinta. 

Y uno se da cuenta de que son obras dirigidas también al hombre de hoy, de eterna actualidad, pues sus referencias a los males de una sociedad lejana en el tiempo trascienden su momento histórico y adquieren un carácter universal. Obras de una modernidad intemporal, que conmueven tanto por su constitución artística como por la reflexión que siguen suscitando sobre las pasiones humanas.

Texto e imágenes: Galería Nacional de Grecia

CP

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