El destacado historiador británico y autor galardonado Mark Mazowerjuró oficialmente el lunes como ciudadano griego, en reconocimiento a su «promoción de Grecia, su larga historia y su cultura al público general internacional». El catedrático de Historia Ira D. Wallach de la Universidad de Columbia, en Nueva York, está especializado en la historia de los Balcanes y de Grecia, y ha escrito varios libros centrados en los acontecimientos de Grecia durante el siglo XX.
 
Entre ellos destacan los títulos «Inside Hitler’s Greece: The Experience of Occupation, 1941-44», «After the War was Over: Reconstructing Family, Nation and State in Greece, 1943-1960», «Dark Continent: Europe’s 20th Century», «The Balkans”. Su último libro, «The Greek Revolution | 1821 and the Making of Modern Europe» es una nueva e importante historia del primer levantamiento nacional de Europa, la Guerra de la Independencia griega, y ha sido elegido como uno de los mejores libros de historia de 2021 por The Economist.
 
Entre sus galardonados libros sobre Grecia se encuentran también «Salonica City of Ghosts: Christians, Muslims and Jews, 1430-1950», que recibió el premio Duff Cooper en 2005, mientras que ha recibido tanto el LA Times Book Prize for History como el Trilling Award en 2009 por su obra «Hitler’s Empire: Nazi Rule in Occupied Europe».
Mazower también ha supervisado varios trabajos de investigación y ha reavivado el interés por los estudios griegos en el extranjero, mientras que sus artículos de opinión sobre temas históricos y de actualidad se publican regularmente en los medios de comunicación.
 
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La decisión de conceder al historiador la ciudadanía griega se anunció el pasado mes de septiembre, pero Mazower optó por asistir a la ceremonia la semana pasada en Atenas, durante su visita a la capital griega para la presentación de la traducción al griego de su nuevo libro «The Greek Revolution: 1821 and the Making of Modern Europe» en el Museo de la Guerra.
 
Lanzamiento de la edición griega de»The Greek Revolution: 1821 and the Making of Modern Europe» («La revolución griega: 1821 y la formación de la Europa moderna»)
 
El Primer Ministro Kyriakos Mitsotakis elogió el trabajo de Mark Mazower sobre la historia de Grecia en su discurso grabado en vídeo para la presentación de la edición griega de «The Greek Revolution: 1821 and the Making of Modern Europe», afirmando que el historiador se ha dedicado a «situar firmemente la historia griega en el contexto más amplio de la historia de Europa». Mencionando que el historiador se convirtió en ciudadano honorario de Grecia, el Primer Ministro dijo que el último libro de Mazower,» contribuirá a la historiografía griega y será un hito en la diligente búsqueda del pueblo griego de la autoconciencia nacional».
 
En su propio discurso en la presentación de la traducción griega de su libro, Mazower dio las gracias a su editorial Alexandreia en Grecia, al traductor Nikos Kouremenos, así como a «los extraordinarios compañeros historiadores que han sido y siguen transformando nuestra comprensión del tema», añadiendo que «este libro no podría haberse escrito sin los artículos y las actas de conferencias, los libros y las disertaciones de los 50 años anteriores».
 
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Mazower continuó diciendo que mientras «es justo decir que la Junta mató más o menos el interés serio en la historiografía de 1821 durante bastante tiempo», en la década de 1990 comenzó «una ola de nuevas y extraordinarias investigaciones», especificando que «el volumen total de investigación de alta calidad que se ha producido en griego en los últimos 30 años ha sido absolutamente extraordinario». Añadió que, además, en comparación con otros países, «Grecia tiene ahora la suerte de contar con una de las comunidades de historiadores más sofisticadas, diversas, cosmopolitas y políglotas de todo el mundo. Grecia es afortunada con sus historiadores, los ha alimentado con un profundo apego popular a la historia y, espero, seguirá apoyándolos en los años venideros».
 
Al hablar de su libro y de la historia de 1821, Mazower mencionó que «se está trabajando en una extraordinaria cantidad de investigaciones que se publicarán en los próximos años. Me alegraré si mi libro se lee como una invitación a explorar algunas de las áreas clave de las que aún sabemos muy poco».
 
Un ejemplo de un área que aún está por investigar, según el historiador, es la guerra desde el lado de los otomanos: «Los griegos acabaron ganando, pero eso significa que los otomanos perdieron. ¿Cómo perdieron los otomanos? ¿Cómo llegaron los otomanos a perder una situación aparentemente tan favorable? Creo que es justo decir que no tenemos ni idea. Y no tendremos ninguna idea hasta que sepamos mucho más de los archivos otomanos de lo que sabemos. En realidad, el primer volumen serio de documentos de los archivos otomanos fue publicado por Brill este año pasado, de mil páginas y está disponible al público. Vamos a empezar a saber mucho más sobre la parte otomana y, por tanto, también sobre la historia griega».
 
La revolución griega y la construcción de la Europa moderna
 
El libro de Mark Mazower «The Greek Revolution | 1821 and the Making of Modern Europe» se publicó este mes de septiembre, recibiendo elogios de la crítica internacional, de publicaciones como el New York Times, The Times Literary Supplement, el Times y el Economist, entre otros. En la introducción de su libro, Mazower escribe: «El levantamiento de 1821 llegó casi al final de medio siglo de revoluciones. La época de la transformación global había comenzado con el éxito de Estados Unidos al sacudirse el poder colonial y continuó con el derrocamiento de la monarquía francesa y el paso de Haití por la libertad. Mientras los griegos se levantaban, las colonias españolas de América del Sur luchaban por su independencia y gran parte del sur de Europa se encontraba en estado de agitación. Los movimientos independentistas americanos tenían la ventaja de estar a un océano de distancia de sus opresores, pero los revolucionarios europeos no tuvieron tanta suerte y los levantamientos en España, Sicilia y Piamonte fueron fácilmente reprimidos. Sólo los griegos lucharon y, contra todo pronóstico, prevalecieron.
 
Lo que lograron con ello fue único, no sólo erradicando el poder del Estado otomano en sus tierras, sino también barriendo toda la filosofía gobernante y las instituciones que la habían apoyado. No la legitimidad de las dinastías, sino la nación, la fe, el capitalismo y la representación constitucional fueron las consignas de este nuevo orden. El principio fundamental, escribió Lord Acton en su ensayo de 1862 sobre la «Nacionalidad», era que «las naciones no serían gobernadas por extranjeros»: fue este principio el que marcó la guerra griega por encima de las otras revoluciones del sur de Europa y ayuda a explicar por qué fue sostenida y extendida, pero también inusualmente brutal y violenta».
 
Mazower profundizó en el lugar que ocupa la Revolución Griega en la «Era de la Revolución»en su reciente entrevista con Markos Kaisarinis para el periódico «To Vima»:
 
¿Cuáles son los puentes que conectan la Revolución Americana de 1776, la Revolución Francesa de 1789 y la Revolución Griega de 1821?
 
Si observamos las celebraciones, por ejemplo, del 150º aniversario de 1821, nos daremos cuenta de que se hizo hincapié en la singularidad del acontecimiento de la Revolución, no se habló de un acontecimiento con ramificaciones internacionales. Así es como muchas generaciones de estudiosos veían la Revolución Griega, hasta hace poco. Así pues, algo ha cambiado en los últimos años, que ha hecho atractivo el encuadre de Grecia, y de 1821 en particular, en un contexto global. Este enfoque no es novedoso, pero sí lo es su grado de aceptación. Por lo tanto, la pregunta es qué ganamos y qué perdemos al adoptar esta perspectiva. Creo que ganamos mucho. Ahora bien, el sentimiento predominante es que la guerra por la Independencia de Grecia forma parte de todo el periodo revolucionario entre 1789 y 1848, en cuyo epicentro estuvieron las guerras napoleónicas.
 
Así lo percibieron también sus contemporáneos. Hoy, desde nuestro distanciado punto de vista, podemos ver también lo radicales que fueron estos cambios de la historia mundial. La idea de que la democratización era viable. La idea de que la voluntad del pueblo podía derrocar a los imperios. Las ideas políticas de la Ilustración. Así, todos los que participaron en la Revolución de 1821, se vieron en ese mundo. Entonces, al igual que ahora, los griegos eran conscientes del entorno internacional. Al fin y al cabo, el factor internacional fue la razón por la que 1821 tuvo un final victorioso.
 
¿Qué podríamos perder, o quizás pasar por alto, al adoptar esta perspectiva de la Revolución Griega de 1821 como parte de la Era de las Revoluciones?
 
Es cierto que la Revolución Griega fue la primera revolución que movilizó a una sociedad y produjo un Estado-nación, un proceso que se convirtió en la norma a nivel internacional. Pero olvidamos que esto no ocurrió inmediatamente. Al contrario, muchos pensaron que era una excepción, una excepción que no debía repetirse. El caso griego fue, por tanto, un fenómeno controvertido. Es más, hubo factores especiales y únicos que diferenciaron lo ocurrido en Grecia de los movimientos de la misma época en Sicilia, España o Portugal. Dos factores diferenciadores destacan para mí: en primer lugar, las particulares estructuras sociales del Peloponeso otomano y de la Roumeli. En segundo lugar, el complejo papel de la religión y del clero ortodoxo, pero también del Patriarcado. El Patriarcado no dejó de existir [después de que el Patriarca Ecuménico de Constantinopla Gregorio V fuera ahorcado por los otomanos en 1821]. Los sucesores de Gregorio V mantuvieron su influencia sobre los griegos.
 
 
Trad.: C.P. 
 

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