El sitio arqueológico de Díon está ubicado en el pie oriental del Monte Olimpo en la prefectura de Piería, a 5 km. del mar y a 70 km. de Tesalónica. En un magnífico paisaje de rica vegetación, entre altos árboles, arroyos, estanques y puentes, se bañan por la luz las ruinas antiguas de una remota civilización importante. El yacimiento arqueológico se extiende en un área de 1500 km² en total y consiste en la ciudad fortificada y los monumentos que la rodean. Se estima que fue habitado en el siglo V a.C. y se convirtió en un lugar sagrado para los macedonios. Estaba dedicado al culto de Zeus de quien tomó su nombre y durante la época helenística alcanzó una gran prosperidad.  Los reyes de Macedonia la utilizaban como su residencia de verano, donde muy a menudo organizaban ceremonias religiosas y diversos competiciones deportivas. Filipo II de Macedonia y Alejandro Magno  celebraron en Díon sus grandes victorias y allí Alejandro erigió su majestuoso monumento de Gránico para homenajear a sus compañeros caídos en la batalla, un conjunto de esculturas en tamaño natural de 25 jinetes.
 
 
La ciudad de Díon es mencionada por primera vez por Tucídides, así como en los textos de los historiadores Estrabón y Livio. En 220 a.C. fue saqueada, pero tanto la ciudad como los santuarios fueron reconstruidos. Tras la batalla de Pydna en 168 a.C., se convirtió en una colonia romana. En la Época Paleocristiana, Díon, se redujo en tamaño mientras que a finales del siglo IV fue destruida por los godos. Los terremotos y las inundaciones que siguieron en el siglo V, condujeron a su destrucción completa. La región fue abandonada y los habitantes se trasladaron a zonas más seguras del Olimpo.
 
La ciudad antigua dispone de una extensa red de calles adoquinadas,  mansiones privadas de lujo, tiendas, talleres y edificios públicos. Igualmente, tiene un sistema de suministro y un alcantarillado muy bien organizados y está rodeada por muros con un perímetro de 2500 metros. Al sur, se encuentra el complejo de las grandes termas, que dan fe de las costumbres de los siglos II y III d.C., el período en que los ciudadanos dedicaban tiempo diariamente a la higiene y el cuidado de su cuerpo. Aparte de los baños, pavimentados con piezas de mármol, las termas tenían un espacio de recreación, una sala de culto a Asclepio y un conservatorio para actividades culturales. Al este, se sitúa la gran mansión donde se descubrió el famoso mosaico del Dioniso con una superficie de 100 km² , que representa a dicho dios emergiendo de las olas del mar.
 
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Salieron a la luz también, los santuarios de Deméter, Dioniso, Asclepio y de deidades egipcias. Asimismo, se descubrió el santuario de Zeus Olímpico, dedicado al mismo y a sus hijas, las Musas, donde se encontraron el altar y muchas inscripciones antiguas. Más Allá de la ciudad, está el Teatro Antiguo, construido sobre una colina. Su creación data de Período Helenístico, probablemente durante el reinado de Filipo V (221-179 a.C.). A poca distancia se sitúa el Teatro Romano. Es mucho más pequeño y  pertenece al siglo II d.C.  Además, fuera de la muralla existe una basílica paleocristiana y muchos monumentos funerarios, cuya mayoría era de reyes de Macedonia y constituyen un testimonio para la existencia de una civilización gloriosa y próspera.
 
El Museo Arqueológico de Díon alberga una amplia colección con piezas como esculturas del Período Helenístico, un altar de Afrodita, restos arquitectónicos, vasijas de vidrio, objetos de piedra, monedas, lápidas, estatuillas de bronce, etc. Las investigaciones arqueológicas comenzaron en 1928 por el entonces rector de la recién establecida Universidad de Tesalónica G. Sotiriadis, que descubrió un camino de piedra y mucho más. Desafortunadamente, a partir de 1931, las investigaciones se detuvieron por unos 30 años para ser reiniciadas finalmente, por el profesor de Arqueología Clásica G. Mpakakis.  En 1973, las excavaciones empezaron a ser más sistemáticas y bajo la supervisión del profesor D. Pandermalis, se han hallado tesoros arqueológicos importantes, no solo para Grecia sino para el patrimonio cultural mundial.
 
 
C. Skandali
 
 
 

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