Klety Sotiriadou, escritora y traductora, está reconocida como promotora principal de la novelística hispanoamericana en Grecia. Licenciada de Literatura inglesa y especializada en Literatura Comparativa y Traducción Literaria, cuenta con una vasta trayectoria en el mundo de la traducción literaria. Ha traducido al griego las obras completas de García Márquez, trece libros de Isabel Allende, dos libros de Carlos Fuentes y novelas de Mario Vargas Llosa, Laura Esquivel, Ángeles Mastreta, Daniel Sada, Juan José Saer, Manuel Vázquez Montalbán, Luis Landero, David Sánchez Juliao, María Ángeles Anclada y Pablo Gutiérrez, entre otros. Completa esta amplia trayectoria con la producción de publicaciones en griego de obras de William Burroughs, Sylvia Plath, Chrostopher Hitchens, Alaa al Asuani y de varios poetas anglófonos. Recientemente ha sido galardonada con el premio de traducción literaria “Cervantes” por su traducción de la obra de G. García Márquez “Todos los cuentos”. De todo ello nas habló durante nuestra larga y amena charla que mantuvimos con ella en su cálida casa en el centro de Atenas.

Usted es licenciada de literatura inglesa; sin embargo le ganó la lengua española. ¿Cuáles son las razones de esa predilección que siente por la literatura hispanoamericana?

Pues, yo siempre quise aprender el español. Mi primera lengua extranjera fue el francés. Después fui al colegio americano “Anatolia” de Tesalónica donde aprendí la lengua inglesa. Me casé, me divorcié y poco después regresé a la Universidad e hice literatura inglesa, ya que toda mi educación secundaria había sido en inglés. Aprendí, también, el alemán y el italiano. Pero, siempre quise aprender el español para visitar España; no quería visitar España sin saber su idioma. Entonces, me fui a Inglaterra para hacer un postgrado. Empecé a traducir como un hobby. Cuando llegué a Inglaterra, ya llevaba casi cinco años escribiendo y traduciendo poesía, no tanto prosa, y me di cuenta de que necesitaba ampliar mis conocimientos sobre la traducción, por lo que me matriculé en la Universidad de Essex para hacer un postgrado en Teoría y Práctica de la Traducción Literaria. Entonces, allá se ofrecían unos cursos de idiomas gratis y así me puse a aprender español. En esa época nos conocimos con mi futuro marido que era colombiano. Nos casamos y viajamos a Colombia; conocimos a García Márquez en París donde mi marido hacía un postgrado. Yo ya había traducido del inglés al griego el cuento ‘’Los funerales de la Mamá Grande’’ para la revista literaria Diagonios de Tesalónica que editaba el poeta Dinos Cristianópulos. Era el año 1975.

¿Cómo fue ese primer encuentro con García Márquez?

Ah, muy interesante, aunque en esa época me costaba mucho entender su acento caribeño. Lo que más me impresionó fueron sus amplios conocimientos sobre la literatura antigua griega; en el encuentro no paró de hablar de las tragedias griegas antiguas. Fue en ese primer encuentro en que él mismo me alentó a traducir al griego la ‘’Crónica de una muerte anunciada’’ que acababa de ser editada, en 1981. Yo ya lo había traducido pero no con mi nombre, sino bajo el pseudónimo de Keti Sotiriou, debido a que antes de 1981 ninguna editorial tenía el derecho de publicar los cuentos de Márquez; eran todas ediciones piratas y yo no quería poner mi nombre sobre una cosa pirata. Al decirmelo Márquez, inmediatamente regresé a Atenas y me puse en contacto con la editorial Livanis la cual aceptó publicarla; así hice la traducción y se publicó. Un año más tarde, en 1982, Márquez fue galardonado con el Nobel a lo que siguió una avalancha de publicaciones; para mí fue algo tremendo: al principio tenía que traducir casi cinco libros por año. En los años ´80 no había en Grecia muchos traductores del español.

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Ha traducido las obras completas de García Márquez, trece libros de Isabel Allende, dos libros de Carlos Fuentes, de Mario Vargas Llosa, de Laura Esquivel e.t.c., todos ellos grandes figuras de la literatura universal; sin embargo García Márquez se consagra como una figura preeminente. ¿Cuáles son las razones de esa preeminencia de GGM en la literatura universal?

Yo creo que siempre tiene que ver con los temas que el escritor está manejando y explorando, la manera con que los está contando. García Márquez empezó hablando de la soledad desde sus primeros libros (‘’Ojos de perro azul’’) antes de los “Cien Años de Soledad”. Él habló de la absurda e innecesaria violencia de los regímenes autoritarios, del amor y de la muerte en todas sus formas, y de la soledad del poder. Además, usa sus memorias de infancia en su ciudad natal, Aracataca, para recrear el mundo mágico que el vivía con sus abuelos. Hablar de todo lo ordinario que parecía ‘’milagro’’ al niño del pueblo, pero contarlo con la imaginación y la manera de su abuela -como él mismo confiesa-, eso es el camino ideal para llegar a nuestros corazones.

Todo eso Dasso Saldívar, su biógrafo, lo define muy bien; dice que ‘’ha podido convertir lo personal en universal gracias a su enorme imaginacion y a su inagotable talento poético’’.

Yo encuentro la poesía en todo lo que él escribe; y después de tantos años no puedo casi separar sus libros, es como si se tratara de un cuento único que empezó entonces y llegó hasta su último libro ‘’Memoria de mis putas tristes’’ el cual, por cierto, es un libro muy interesante que se puede percibir desde varias ópticas; por ejemplo desde la óptica de un señor de 80 años que se enamora de una niña de 15 años con quien, claro está, no hace nada; sin embargo, representa esta angustiosa soledad de todas las personas que miran de lejos todo milagro de la vida que dejaron atrás y que ya no pueden volver a vivir.

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¿Cómo definiría usted el ‘’realismo magico’’ de García Márquez?

En García Márquez se funde lo verdadero con lo irreal. Lo llamamos realismo mágico porque había cosas surrealistas que nosotros no podiamos explicar. Visité Aracataca en coche, al extremo norte de Colombia; allá uno tiene la sensación de entrar en lo fantástico; vi nubes de mariposas amarillas y plagas de termitas que pueden acabar con qualquier cosa que encuentran en su camino. No es algo surreal sino que es la realidad del Caribe; sin embargo, para nosotros es algo muy mágico. Eso es lo que hace García Márquez, entremezclar la imaginación con la realidad propia de su país…

Tiene en su activo una inmensa obra de traducción. Durante esos años ¿ha tenido un método concreto que sigue cuando traduce un libro?

Siempre hay una manera especial; primero leo el libro una o dos veces y, después, empiezo a traducir en el ordenador, naturalmente siempre acompañada por todos los diccionarios posibles. Cuando empecé, ni siquiera había un diccionario español-griego. Pero yo tuve la suerte de contar con la valiosa ayuda de mi ex marido colombiano, aunque él también desconocía ciertas cosas; en este caso recurríamos a la ayuda de varios amigos, entre los cuales la agente literaria española, Carmen Balcells, que me ponía en contacto con el escritor para recabar la respuesta necesitada.
Es usted también autora de varios libros. Como autora ¿ve que la literatura del traductor puede chocar con la literatura del narrador?
Eso es un muy buen punto. Hace años que escribo cuentos, pero solo en el año 2000 empecé a publicarlos porque tenía miedo que podía ser muy al estilo de Gabo. Escribí dos novelas (una en inglés) y dos colecciones de cuentos y afortunadamente lo único que “copié” de Gabo es el coraje de mezclar mis memorias de infancia con mi ficción. Pero del otro lado, el escritor está presente pero ¡hablando en griego con la voz de su traductora! ¡Eso sí, es tremendo para mi!

¿La traducción es hijo natural del progenitor o bastardo?

Eso depende del traductor. Yo soy muy humilde con las traducciones. No tomo libertades respecto a la obra. Yo tengo siempre el original a mano y siempre busco lo que no entiendo; sin embargo hay traductores, como Gregory Rabassa o Claude Couffon, traductores de Márquez en inglés y francés respectivamente, que se alejaban bastante del original.

A la hora de traducir, ¿podría contarnos qué tipo de dificultades ha encontrado?

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Traduciendo el libro ‘’El general en su laberinto’’ tenía que traducir un diálogo del General con la gente. Yo estimé que no podía traducir ese diálogo en griego moderno y lo puse en griego purista (kazarévusa) para situar al lector en el siglo XIX y dar una imagen de que eso pasó en una época pasada. La persona que hacía las corecciones del manuscrito no le gustó el griego purista, lo borró todo y lo puso en griego moderno. En la segunda corección yo volví a cambiarlo poniéndolo en griego purista.

En una tercera corección volvió a pasar lo mismo y, al final, no quise mirar el libro, hasta ahora no sé qué pasó finalmente.

Cuando está traduciendo una obra ¿se documenta sobre el contexto político en que se situa la obra? Sobre todo en las obras de García Márquez en las que que siempre hay un trasfondo politico-social.

Yo creo que no habría podido traducir a García Márquez si no hubiese vivido en Colombia. Siempre hay que conocer el entorno social del escritor. Ahora que estoy traduciendo el libro de Pablo Gutiérrez, gracias al internet y a Google me pongo a buscar todo, desde Lazarillo de Tormes hasta Pio Barroja y Unamuno; en general, sobre una cantidad de escritores que algunos conocía pero a otros no; me informo y me documento sobre el contexto político de la época de Franco, así como de la transición; es un trabajo que me toca acabar hasta febrero.

Poemas y relatos suyos han sido traducidos en varios idiomas, entre los cuales el castellano; ¿Los traduce usted misma?

No, yo no creo en eso, creo que hay que traducir hacia el idioma materno. Últimamente hice unas traducciones de unas poesías mías en inglés, pero el resultado no me gustó mucho.

¿Se ha encontrado varias veces con García Márquez?

Nos encontramos unas diez veces y, como he dicho anteriormente, nuestro primer encuentro fue en París, en un pequeño apartamento de estudiantes que teníamos entonces con mi marido. En la época, mi hija tenía ocho meses; para su edad era una niña muy alta y bastante redondona. Recuerdo que, cuando la vio García Márquez, la levantó en brazos diciendo que era ‘’la mujer más grande del mundo’’. Diez años más tarde nos reencontramos, en Cartagena, en casa de una amiga; mi hija miró insistentemente a García Márquez como si intentara recordarse de quién era; entonces él se apresuró diciendo “si quieres saber quién soy yo hay que preguntárselo a tu madre, porque ella me parió más veces que a ti”.
Hay otra anécdota que quisiera contarles. En 1994, en la ciudad de Cartagena de las Indias, en Colombia, la ciudad más bella del mundo, tuvimos otro encuentro en el marco de un Festival de Cine. Yo tenía una cita para entrevistar a Laura Esquivel. Tras la entrevista, entramos las dos en una sala grande donde se celebraba una recepción. Entonces vi a un señor acompañado de su señora, ambos vestidos en blanco, él muy guapo y la mujer también muy linda; era Carlos Fuentes. Laura me dijo: ‘’Mira Carlos Fuentes con su esposa’’. Yo, aunque había traducido dos libros suyos, no lo conocía. Así que me fui directamente hacia él y le dije: ‘’Hola maestro, como estás, me llamo tal y tal y soy tu traductora de dos libros suyos al griego”. Él muy feliz me abraza, me presenta a todos sus amigos y me dice: “Te tengo una sorpesa” y me lleva a presentarme a García Márquez diciéndole: “Gabo te tengo una sorpresa, aquí te presento la traductora de dos libros míos al griego”. Márquez sonríe y le responde: “Pues Klety es la traductora de todos mis libros al griego”, con lo que Carlos Fuentes se quedó atónito por un instante.

En sus notas de traductora en el libro ‘’Vivir para contarla” menciona las piezas musicales que García Márquez estaba oyendo cuando escribía ciertos libros. Mientras usted traducía esos libros, ¿ponía la misma música para intentar entrar en el universo del escritor?

La pieza que él escuchaba escribiendo ‘’Cien años de soledad’’ no, porque en este tiempo yo no lo sabía. Sin embargo, cuando hacía la traducción de “El otoño del patriarca” sí que estaba oyendo su música. A mí me gusta escribir con música, por lo general música clásica o sinfónica. Es muy interesante porque el “El otoño del patriarca’’ está compuesto de cuatro capítulos y son casi cuatro párrrafos, son monólogos y tienen ritmo. Si uno empieza a leerlo en voz alta se da cuenta que la obra misma tiene un ritmo interior, una música; y, también, con “El amor en los tiempos del cólera” fue cuando aprendí todos los vallenatos y los boleros! Uno debe intentar acercarse lo máximo que puede al texto original.

Su hija que ha crecido en un ambiente literario, ¿ha seguido sus pasos profesionales?

Mi hija, Terena Barajas Sotiriadou, sigue la carrera de Life Coach con mucho éxito y su primer libro se llama ‘’ Termínale a la Tusa’’. El título significa “Para con esa pena de amor’’. Ella me dijo; “Yo tengo la idea de un libro del que escribi dos capítulos y voy a mirar si me lo publican’’. Y lo consiguió: la editorial Random House le dio un anticipo, lo escribió y lo publicaron. Ahora está escribiendo su segundo libro. ¡Me siento muy orgullosa por ella!

Antes de terminer la entrevista, Κlety Sotiriadou nos confiesa, a modo de homenaje personal a García Márquez, lo siguiente: “Yo encontré a Gabriel García Márquez dentro del texto de “Los Funerales” y me enamoré de él. El narrador hablaba a los infieles del todo el mundo de una Mamá Grande, de unos funerales y una movilización sin precedentes. Me apasioné, reí, y pensé de nuestra realidad grotesca de 1974; quise hacerlo mío y lo traduje. Y después conocí el escritor. Y él me dio sus libros, me llevó a otro mundo, nuevo y valiente, con él crucé el Atlántico y me encontré en su país. Allá estaban el amor y la muerte, los vallenatos, los boleros, las cumbias, el placer de la vida y la más indescriptible pobreza, los ríos revueltos, los páramos y los cultivos de bananas, El dorado y las hierbas desconocidas, la magia y los péndulos, las mariposas y los caimanes, la soledad de un pueblo entero, otra vida que yo vivía al mismo tiempo con la mía. Conocí a coroneles, generales, revolucionarios y dictadores, niñas cándidas y abuelas desalmadas, viejos enamorados y putas tristes, cada cueva, cada rincón. Pasamos juntos casi cuarenta años. Él se fue, pero los libros quedaron con nosotros, un enlace perenne entre los dos pueblos.

 

Entrevista realizada por Margarita Adamu y Natalia Stenimachiti.

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