Situado en el Peloponeso, en medio del hermoso valle del río Alfiós, el sitio de Olimpia, declarado Patriminio de la Humanidad por Unesco en 1989, fue habitado desde tiempos prehistóricos. Es sin embargo a partir del siglo X a. C. cuando se convierte en centro del culto a Zeus, padre de los dioses. El santuario de Altis acogía uno de los mayores conjuntos de obras de arte de la Antigüedad. Además de los templos, en el sitio se conservan todas las instalaciones deportivas destinadas a la celebración de los Juegos Olímpicos, iniciados en el año 776 a. C. y celebrados cada cuatro años. 
 
 
El nombre de Olimpia, utilizado para designar el valle boscoso en el que se encuentra el sitio, deriva del de la montaña sagrada del Olimpo, hogar de Zeus. Bajo la protección de las ciudades de Pisa y más tarde de Elis, el santuario de Olimpia gozó de una gran fama en el siglo VIII a. C. con la celebración de los Juegos Panhelénicos que tenían lugar allí cada cinco años. Pero es con la iniciación de los Juegos Olímpicos cuando empiezan a acudir regularmente los atletas y, más tarde, los oradores, los poetas y los músicos que llegaban asimismo para rendir tributo a Zeus.
 
Altis (el santuario de los dioses) contiene las ruinas de dos templos principales: el de Hera (siglo VI a.C.) y el de Zeus (siglo V a. C.). En el santuario se localiza una de las mayores concentraciones de obras maestras del antiguo mundo mediterráneo. Muchas de ellas han desaparecido, como la de Zeus Olímpico, la famosa estatua de oro y marfil esculpida por Fidias, probablemente, entre 438 y 430 a. C. Sin embargo, otras muy importantes han sobrevivido, tales como las esculturas de los frontones y metopas del templo de Zeus y Hermes, obras de Praxíteles. 
 
Alrededor del santuario de Altis se encuentran los edificios oficiales, como las salas de reuniones para el clero y los administradores del santuario, y las instalaciones deportivas, así como los baños y los espacios de alojamiento para los visitantes. Al noroeste, la palestra y el gimnasio del siglo III a. C. por una parte, y el viejo estadio en el este, reconstruido en el siglo I d. C. y remodelado en 1961-1962 por otra, dominan un paisaje en ruinas de una majestuosa belleza. Las inundaciones de Alpheiós han arrastrado el Hipódromo, del que sólo conocemos su ubicación original. 
 
 
Los monumentos de Olimpia ejercieron notable influencia sobre el mundo de la Antigüedad. Para Por mencionar sólo tres ejemplos, el templo de Zeus, construido entre 470 y 457 a.C., es el modelo de los grandes templos dóricos construidos en el sur de Italia y Sicilia durante el siglo V a.C. La Nike de Peonios, esculpida alrededor de 420 a. C., ejerció una influencia tan duradera sobre la iconografía de la Victoria que el arte neoclásico del siglo XIX fue inspirado en gran medida por ella. Por último, en la época romana, la palestra de Olympia es, sin duda, la referencia tipológica de Vitruvio en su obra Sobre la Arquitectura. 
 
Olimpia está directa y específicamente asociada a un acontecimiento de significación universal: los Juegos Olímpicos se celebraron allí regularmente desde el año 776 a. C. Las Olimpiadas -los períodos de cuatro años entre dos juegos consecutivos que caían en el quinto año- se convirtieron en una unidad de tiempo que servía para la datación en todo el mundo griego. El espíritu de los Juegos Olímpicos revela el poder de los ideales del humanismo griego: una competencia pacífica y justa entre los hombres, libres e iguales, dispuestos a superarse en un esfuerzo físico supremo, con el único objetivo de recibir la recompensa simbólica de una rama de olivo. 
 
 
 
 

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