Sofía Iordanidu, periodista y profesora de Periodismo en la Universidad Abierta de Chipre, en una larga entrevista analiza las perspectivas y retos del periodismo digital, tema que se debatirá largo y tendido en el marco del I Congreso Internacional sobre “Periodismo Digital: ¿Una respuesta a la crisis de los Medios de Comunicación? EL Congreso, organizado por la Universidad Abierta de Chipre, el Advanced  Media  Institute, Investigación Aplicada a la Comunicación y el Periodismo y la Secretaría General de Medios de Comunicación de Grecia, se desarrollará en la sede de esta última del 23 al 25 de septiembre.
 
Según la profesora Iordanidu, miembro del comité científico del congreso, los ponentes se centrarán en la cuestión de si las nuevas formas de periodismo digital  (periodismo digital, periodismo ciudadano, periodismo de datos, redes sociales, alfabetización mediática y formación y adquisición de habilidades en el nuevo periodismo) pueden ser una respuesta a la crisis de los medios de comunicación tradicionales. 
 
Sofía Iordanidu reconoce que el público de los medios digitales experimenta “un crecimiento constante, sobre todo entre los jóvenes que, al parecer, han dado la espalda a los medios tradicionales, asociándolos a la connivencia de intereses y la desorientación. Esta constatación deberá tomarse en cuenta por el periodista de los medios tradicionales quien asume la responsabilidad de qué va a ser noticia o no.  No obstante y a pesar de que el acceso a la información actualmente es más fácil que nunca, la sociedad parece adoptar una posición crítica a cualquier noticia “sospechosa”. (…) Por consiguiente, los periodistas profesionales deberán aprovecharse de los nuevos medios y tecnologías, adaptarse a los cambios y enfrentarse a los nuevos dilemas éticos y morales que surgen de los mismos”.
 
A la pregunta de si las nuevas habilidades que exige el manejo de los medios digitales puedan suponer una cierta degradación del contenido del trabajo periodístico (nivel de lengua, selección de temas, presentación, investigación), Sofía Iordanidu habla de un “equilibrio frágil, ya que el periodista, por una parte, se ve obligado a mejorar constantemente sus habilidades para poder manejar el avance constante de las tecnologías, y, por otra, tiene que responder al deber de formar la opinión pública gran parte de la cual le considera como un experto. Por lo tanto, debe ser bien documentado e informado para ser fidedigno. Esto no es fácil y requiere sacrificios y conocimientos; deberá convertirse en una multi-herramienta con todo lo que ello conlleva para las condiciones de trabajo y sus derechos”.
 
Sofía Iordanidu no comparte la opinión de que la red es un ámbito “fuera de la ley”, recordando que “teóricamente rigen las mismas leyes y reglamentos que para el periodismo tradicional. Por ejemplo, en Grecia tuvimos recientemente la primera condena por engaño electrónico (hoax) y difusión de noticias falsas. Definir el concepto de la libertad de prensa y el código deontológico para el periodismo digital presenta las mismas dificultades que para el periodismo tradicional. Los servicios de persecución del delito informático son muy eficaces cuando cuentan con profesionales competentes. Una ley más no aportaría nada nuevo en el paisaje informático. En cuanto al Registro de Medios Digitales, creado recientemente por la Secretaría General de Medios de Comunicación de Grecia, Iordanidu cree que va en un sentido positivo, puesto que pretende un simple registro de los medios que operan y no el control de su contenido. Además, la participación voluntaria en él a cambio de incentivos y el acceso de los interesados a su base de datos es un gesto relevante; pero queda por ver cuál será su contribución a la gestión de este paisaje obviamente caótico”.
 
Mención especial merece la opinión de la profesora griega sobre el papel del denominado periodismo ciudadano;  considera que actualmente “los ciudadanos no son simples consumidores de la noticia sino que contribuyen a ella; utilizan las redes sociales para informarse el uno al otro. Se trata de un público muy activo que le gusta participar, debatir, crear, comunicar y compartir. Podría ser interpretado como un intento para una participación más activa en las cosas comunes y la toma de decisiones a través de esta nueva vía, ya que la vía tradicional, es decir la política, se descarta por desacreditada. Igualmente, podría tratarse más de una transformación de la forma de expresión de los ciudadanos    -ya que juzgan imposible  su expresión a través del voto y las estructuras políticas existentes-  que de un  afán de convertirse en periodistas. Sin embargo, el periodismo ciudadano viene a llenar las vacíos que dejaron los dominantes medios tradicionales a causa de la comercialización y la concentración de su propiedad, sobre todo durante la última década.
 
“En virtud de todo lo anterior y a pesar de las componentes comunes, las dos formas de periodismo presentan una serie de diferencias referentes, primero, a la democratización de la comunicación/cultura de interacción: El periodismo tradicional, como vía de sentido único, excluye temas, individuos y colectividades, mientras que el periodismo ciudadano se ocupa de un amplio abanico de temas que interesan a sujetos portadores de un nuevo pensamiento ético abierto, que anteriormente no tenían acceso a los medios. Y, segundo, al bajo nivel  de profesionalismo: el periodista tradicional debe tener un alto nivel de formación y conocimientos y respetar los principios deontológicos  que rigen su profesión; no ocurre lo mismo con la mayor parte de los ciudadanos-periodistas, por lo que esta nueva forma de periodismo es más vulnerable a las acusaciones de parcialidad y falta de objetividad y suscita inquietud respecto a la calidad e integridad de su aportación. Por el momento los nuevos medios coexisten con los tradicionales, ambos se modifican constantemente para responder a las necesidades de sus respectivas audiencias; queda por ver si esta convivencia armoniosa continuará en el futuro, o habrá entre ellos un confrontamiento del cual emergería una nueva forma de periodismo”, concluye Sofía Iordanidu.
 

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